miércoles, 19 de octubre de 2011

La tecnología acompañada de la ilusión

Un joven de 22 años, perdió ambos brazos en un accidente eléctrico ocurrido en 2005.

En Viena, una nueva prótesis para el brazo con control mental, que fue creado por la compañía Otto Bock HealthCare Products en colaboración con el Hospital General de Viena y la Universidad de Medicina de la misma ciudad y puesta a prueba durante dos años por un joven de 22 años llamado Christian Kandlbauer, ha sido mejorada con una tecnología que devuelve al usuario parte de la sensibilidad perdida en sus dedos. El mecanismo permite reconocer la textura de objetos, conducir un vehículo e incluso sentir un apretón de manos.

Hubert Egger, representante de la mencionada empresa, destacó en una rueda de prensa que a la prótesis por control remoto, que desde hace cuatro años usa Christian Kandlbauer y que incluso le permite conducir un coche adaptado a su situación, se le ha instalado un sistema que le devuelve la sensibilidad de un dedo.

Unos "microsensores" en el dedo corazón de la mano artificial asumen la tarea que normalmente cumplen los receptores naturales de la piel. En sustitución de las fibras de los nervios, cables eléctricos transmiten de forma digital la información sobre temperatura, vibración y presión hasta el pecho, donde Kandlbauer almacena esos estímulos, tras una intervención quirúrgica.

Por otro lado, para que el cerebro del paciente comprenda los mensajes eléctricos que recibe, éstos son convertidos previamente por un microchip en los estímulos correspondientes.
 Así es como, finalmente, el paciente vuelve a experimentar, con su dedo artificial, las mismas sensaciones que percibía con su dedo natural.
 "Siento una agradable presión en mi mano", dijo Kandlbauer al recibir un apretón de parte de un médico.

Durante la demostración de su nueva prótesis, también se pudo conocer el procedimiento para reconocer al tacto, a través de su dedo artificial, objetos de contextura lisa, como una hoja de papel, y calificó de frío a un cubito de hielo, luego de tocarlo.

"Cuando no has podido sentir nada durante cuatro años, y de repente vuelves a tener esa sensación, es una verdadera sorpresa", dijo Kandlbauer emocionado.




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